¿CÓMO REDUCIR LA CHATARRA TECNOLÓGICA?
"Los desechos electrónicos son el tipo de desechos que más rápido crecen en el mundo", asegura Peter Bakker, presidente del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD). Ante esta tesitura, urge tomar medidas. A continuación, repasamos algunas de ellas:
Reducir
Cada vez se consumen más aparatos y se sustituyen con mayor celeridad. Cambiar esta tendencia depende tanto del usuario, que debe mostrarse menos permeable a las estrategias de marketing que fomentan el consumo; como de los fabricantes, que cada vez más apuestan por tendencias como el ecodiseño.
Reutilizar
Los expertos en reciclaje electrónico recomiendan que amigos o familiares hereden los aparatos que todavía funcionan, o que se oferten en el mercado de segunda mano. También existe la posibilidad de donar el producto a una ONG especializada.
Reciclar
Cuando el producto ya no funciona y no puede ser utilizado por alguien cercano se debe optar por el reciclaje. Una alternativa para el consumidor es entregar el aparato viejo en el establecimiento donde compra el nuevo o a alguna empresa que se dedique al reacondicionamiento electrónico.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 12 de la ONU indica la necesidad de "garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles". Referido a los desechos electrónicos esto supone lograr una gestión ecológicamente racional durante su ciclo de vida, además de reducir la liberación de tóxicos a la atmósfera, el agua y el suelo para minimizar sus efectos negativos en la salud y el medio ambiente.
EL PROBLEMA DE LA BASURA TECNOLÓGICA EN EL MUNDO Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el mundo generó 48,5 millones de toneladas de basura electrónica en 2018. Este dato pone de manifiesto la creciente importancia del reciclaje, que también arroja cifras preocupantes: solo el 20% de estos residuos se recicla. De mantenerse estas tendencias, la ONU estima que podríamos alcanzar los 120 millones de toneladas de chatarra electrónica en 2050. El volumen de residuos electrónicos que se producen a nivel mundial y la mala gestión de su reciclado ponen en peligro el medio ambiente. Entre las sustancias más habituales que contienen estos desechos se encuentran elementos como el cadmio, el plomo, el óxido de plomo, el antimonio, el níquel o el mercurio. Estos elementos tóxicos contaminan ríos, lagos y mares, y emiten gases a la atmosfera que provocan desequilibrios en los ecosistemas. Revertir el modelo de producción y consumo para reducir la cantidad de desechos
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